martes, septiembre 05, 2006

La hierba roja

Y luego, en aquel momento, llegaron al punto desde el que se veía bailar al negro. Los negros ya no bailan en la calle. Siempre hay un montón de imbéciles mirándolos y los negros creen que lo hacen para ponerlos en ridículo. Es que los negros son muy susceptibles y tienen razón. Después de todo, ser blanco es, mas que una cualidad especial, una carencia de pigmentos, y no es razón suficiente para que unos tipos que han inventado la pólvora pretendan ser superiores a todo el mundo y se crean con derecho a perturbar, otras actividades mucho mas interesantes, como la danza y la música. Digo esto para explicar por qué el negro no había encontrado otro rincón donde estar tranquilo; la caverna estaba guardada por un guardián; para ver al negro, pues había que cargarse al guardián, lo que constituía, a ojos del negro, una especie de certificado; quien tuviera las suficientes ganas de verle como para cargarse al guardián podía hacerlo, puesto que había dado prueba de la necesaria carencia de prejuicios.

La hierba roja, Boris Vian

Me encuentro releyendo este libro, dicen que el mas autobiográfico de Boris Vian, y me doy cuenta de que me sigue gustando tanto como aquella vez…

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